¿Sabías que el 95% de nuestras decisiones son emocionales? De hecho, mirar y atender las emociones se vuelve clave en todo proceso de cambio tanto a nivel individual como organizacional.
Si hablamos a nivel organizacional, el entorno VICA ( Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo), producto de la globalización y ahora reforzado con la pandemia, ha conllevado a que tengamos que tomar constantemente nuevas decisiones; por ejemplo, adaptarnos a nuevas formas de hacer las cosas y ,con ello, abandonar prácticas aprendidas por años.
Esto es aún más notorio si el equipo de trabajo se enfrenta a un cambio nuevo y repentino, lo cual genera temor, frustración, ira, tristeza; todas emociones totalmente normales y válidas.
Si buscas gestionar un cambio organizacional exitosamente, la solución no estará en reprimir o eliminar a toda costa las emociones desagradables como el enojo, la tristeza o la ira, sino en gestionarlas de manera constructiva y no destructiva. Es por ello que se vuelve indispensable respetar cada paso de un proceso de cambio, es decir respetar la historia.
En este contexto, debemos entender la inteligencia emocional como el manejo integral y dirigido de las emociones, con el fin de que guíen el pensamiento y comportamiento para lograr los objetivos propuestos.
Habrá quiénes ante un cambio se pregunten qué debo hacer, por lo que necesitarán de un proceso guiado. Quienes digan cómo lo hago, es probable que requieran de entrenamiento para generar las capacidades y habilidades deseadas. Por otro lado, otros dirán por qué debo hacerlo, es donde será clave la persuasión, profundizar en el por qué, y finalmente, están quienes simplemente se nieguen a hacerlo, por lo que la motivación será indispensable, pero algunas veces insuficiente.
Sin importar el rol que tengas en la gestión del cambio, si quieres ser más receptivo ante cambios que signifiquen un crecimiento para tu organización es importante que tengas en cuentas los siguientes consejos:
Cambia tú primero
Trabajar tu área intrapersonal no solo te ayudará a identificar las razones por las cuales estás en proceso de negación o resistencia al cambio, sino que buscarás genuinamente herramientas para gestionarlas.
Una persona inteligente emocionalmente es consciente de sus emociones y efectos, identifica sus fortalezas y limitaciones propias, tiene una perspectiva optimista y es flexible ante cambios, sabe auto motivarse y valora sus capacidades. Estas herramientas le permitirán relacionarse eficazmente y mejorar su entorno, aportando al desarrollo del mismo.
Transforma tu entorno
Si trabajas en ti, será más fácil desarrollar competencias sociales como la empatía, ya que comprendes las emociones y sentimientos de los demás, lo cual no solo mejorará tu relación con tu equipo, sino que también te permitirá evitar situaciones de conflicto en equipos, comunicar de manera asertiva y sensible los beneficios y necesidades del cambio, entre otros.
Si quieres potenciar tu conocimientos y competencias sobre la gestión emocional y saber cómo aplicarlas en la gestión del cambio y para la vida, no dudes en escribirnos.